domingo, 28 de agosto de 2016

La filosofía como un derecho constitucional: ¿por qué y para qué?

La filosofía como un derecho constitucional: ¿por qué y para qué?

Por Gabriel Vargas Lozano*

A muchos les sorprenderá que un importante grupo de profesores e investigadores de filosofía residentes en el otrora df y en diversos estados de la República, haya propuesto a los constituyentes que incorporen explícitamente a la filosofía como parte de la educación de los habitantes, en la nueva Carta constitucional que regulará el estatus de Ciudad de México.

La sorpresa podría traducirse en varios interrogantes: si la filosofía –dirían los sorprendidos– está integrada por sistemas complejos a los que sólo tendrían acceso los especialistas (como Aristóteles, Kant, Hegel, Wittgenstein o Heidegger), ¿qué sentido tiene incorporar su estudio nada menos que en la Constitución? Alguien podría agregar indignado: “¡Pero si la filosofía no sirve para nada! ¿Para qué incorporarla en nuestra Carta Magna?” Finalmente, un crítico más ilustrado podría decir: recuerden el adagio latino primum vivere deinde philosophare, que traducido en otros términos podría ser algo así como: nuestra ciudad tiene muchos problemas económicos, políticos y sociales como para que ustedes estén abogando por la filosofía.

Esos posibles cuestionadores estarían expresando medias verdades. Veamos la primera objeción: en efecto, en la viña filosófica de la historia han florecido una gran variedad de filósofos: unos que son difíciles de comprender (Kant, Hegel, Heidegger, Wittgenstein) y otros que han escrito en forma accesible (Locke, Rousseau, Voltaire, Ortega y Gasset), pero incluso un mismo filósofo tiene obras muy abstractas, como Aristóteles la Metafísica, además de otras por medio de las cuales el filósofo griego proponía a los ciudadanos griegos un sistema político justo para la ciudad estado, como lo hizo en su Política y en su Ética a Nicómaco. Pero esto no es lo importante, no sólo porque siempre habrá quien, en forma solvente, haga accesibles dichas obras, sino porque, de acuerdo con las mejores formas de la pedagogía, de lo que se trata no es de conocer los sistemas filosóficos sino de aprender a filosofar, es decir, a pensar y reflexionar desde una óptica filosófica. De nada sirve saber quién fue Kant, Hegel o Spinoza. Lo que interesa es saber si sus reflexiones pueden integrarse a un pensamiento propio para conocernos a nosotros mismos y la situación en que nos encontramos.

Además, aquellos que creen que la filosofía “no sirve para nada”, definitivamente no lo han pensado en forma suficiente. Mediante un ligero repaso por la filosofía se podría comprender que ha propuesto tesis sobre lo que debería ser la sociedad justa (desde Platón hasta Luis Villoro, pasando por Hegel, Marx y Rawls); ha propuesto utopías (de Tomás Moro a Fourier); ha conformado ramas para el estudio del conocimiento (la epistemología); ha profundizado sobre las formas del pensamiento correcto e incorrecto (falacias); ha estudiado sobre las diversas formas de la experiencia estética; ha propuesto soluciones para los conflictos sociales (Locke, J.S. Mill o Karl Marx) y ha planteado problemas profundos para buscar una respuesta al sentido de la existencia. La filosofía ha estado presente antes, durante y después de los cambios en el conocimiento y en la sociedad. Por lo tanto, el problema no radica ni en la dificultad ni en que no sea útil su estudio, y en cuanto a que existen muchos problemas en nuestra sociedad antes que el tema filosófico, es una cuestión mal planteada. Un ejemplo: uno de los problemas más graves de nuestro país es el de la violencia en todos los órdenes de la vida (violencia intrafamiliar; en la escuela; de género; del crimen organizado...). Se trata de una problemática que convoca a múltiples disciplinas, pero la filosofía (apoyada en la ciencia) ha estudiado el fenómeno y ha llegado a importantes conclusiones (véanse los coloquios titulados Alrededor de la violencia, organizado por Adolfo Sánchez Vázquez y publicados por el FCE, o el coloquio organizado por Jorge Martínez que dio origen a otro libro publicado por Siglo XXI). Estos conocimientos deberían ser enseñados a todas las personas –en las escuelas y fuera de ellas– para que se comprenda qué es la violencia, cuáles son sus formas de manifestación y cómo evitarla en lo posible.

He ahí el punto crucial: el Estado mexicano debería incluir en sus leyes y en sus programas de educación, formas de reflexión filosófica que permitan que las personas tomen conciencia de sí mismas y de su entorno para que actúen en forma responsable. Es por eso que desde la década de los setenta del siglo pasado, un filósofo denominado Mathew Lipman propuso un método para enseñar la filosofía a los niños, que ha sido desarrollado por autores como Oscar Brenifier, Michel Tozzi y otros. La filosofía para niños tiene el propósito de enseñarles a reflexionar en forma lógica, a actuar en grupo para investigar sobre los temas que les preocupan, que son los de la sociedad entera: la desigualdad, el racismo, la discriminación, el acoso, la muerte, el amor, la autoridad, etcétera. Se trata de formar niños con una mentalidad dialógica y fortalecida. Así como a los niños se les enseña inglés y computación, también se les puede enseñar a pensar por sí mismos y a expresar sus ideas y emociones. Desde Lipman hasta nuestros días se ha desarrollado una tendencia que busca practicar la filosofía en múltiples lugares, como son los cafés filosóficos, los hospitales, las cárceles y, en general, en la plaza pública. ¿Cuál es el objetivo? Coadyuvar a la conformación de un ciudadano consciente y democrático. La propuesta de que la filosofía sea considerada por los constituyentes de Ciudad de México tiene un sentido muy preciso y es absolutamente necesaria para buscar salidas a una sociedad sumida en el conflicto y la angustia de los ciudadanos, como la nuestra. Otro argumento: en nuestra sociedad no sólo hay contaminación producida por gases tóxicos, sino también se transmite mucha contaminación visual y auditiva en los medios masivos de comunicación. Es necesario que se escuchen otras voces procedentes de la razón científica y filosófica, pero no sólo por mor de su importancia en sí misma sino por la necesidad de que una sociedad pueda verse ante el espejo de la razón para reformar sus propias estructuras. Si esto no ocurre estaríamos frente a una sociedad autoritaria que sólo tendría la puerta abierta a la irracionalidad y la violencia •



*Profesor-investigador del Departamento de filosofía de la uam-DISPONIBLE EN http://semanal.jornada.com.mx/2016/08/26/la-filosofia-como-un-derecho-constitucional-por-que-y-para-que-2357.html

La filosofía es un derecho de todos

La filosofía es un derecho de todos
Guillermo Hurtado
Disponible en: http://www.razon.com.mx/spip.php?page=columnista&id_article=319580
 
Con tantas noticias deprimentes, ¡qué respiro poder hablar bien de una acción de gobierno! La Secretaría de Cultura de la Ciudad de México ha puesto en marcha un encomiable programa llamado “La filosofía es un derecho de todos” que lleva esta disciplina a las plazas, los museos y los auditorios de nuestra ciudad.
Los organizadores de este proyecto consideran que la reflexión filosófica no debe estar encerrada en los salones de clase y que puede ocupar otros espacios para que sea aprovechada por niños, jóvenes, adultos y ancianos de todas las clases sociales. Entre las actividades hay funciones de cine, obras de teatro, conferencias, mesas redondas, debates públicos y cafés filosóficos. Colaboran con este programa profesores y estudiantes pertenecientes al Observatorio Filosófico de México, la Asociación Filosófica de México, el grupo estudiantil Zozobra Colectiva, el Colegio de Filosofía de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, la Facultad de Filosofía de la Universidad Panamericana y el Centro de Documentación en Filosofía Latinoamericana e Ibérica de la UAM-Iztapalapa.
En medio de esta fiesta popular de la filosofía no puedo dejar de lamentar que algunos de mis colegas desprecien este tipo de proyectos. Para ellos, la filosofía debería ser un conocimiento elitista, hermético, escrito en idioma extranjero. No les importaría, incluso, que dejara de enseñarse en la educación media. Mi opinión es que resulta inadmisible que a la filosofía se la quiera secuestrar en una torre de marfil. Así como el deporte no es propiedad de los atletas olímpicos o la música no es propiedad de los concertistas clásicos, la filosofía no es propiedad de los llamados “filósofos profesionales”. La filosofía se debe cultivar al más alto nivel, sí, pero también tenemos que garantizar que todas las personas puedan encontrar en ella una reflexión que las acompañe a lo largo de sus vidas. Es por ello que los integrantes del Observatorio Filosófico de México sostenemos que ese derecho debería llevarse a la nueva Constitución de la CDMX.
La propuesta consiste en que la educación ofrecida en la CDMX incluya un contenido filosófico. Esta moción tiene antecedentes muy sólidos. Recordemos que en 2008 el gobierno federal realizó una reforma integral de la educación media superior en la que eliminaba de un plumazo las asignaturas de filosofía e incluso el área entera de humanidades. Para responder a este atropello, el Observatorio Filosófico de México emprendió una campaña para que la filosofía y el área de humanidades volvieran al currículum. Después de meses de negociaciones, el gobierno decidió dar marcha atrás. El 22 de mayo de 2009 el Consejo Nacional de Autoridades Educativas en pleno determinó por unanimidad reintegrar a la filosofía y al área de humanidades al currículum de la educación media superior.
La enseñanza de la filosofía en la escuela es fundamental. Como lo expuse en mi libro México sin sentido (México, Editorial Siglo XXI, 2011), ella provee los conocimientos y las habilidades que permiten a los alumnos desarrollar tres dimensiones de la vida humana: las razones, los valores y los fines. La nueva Constitución de la CDMX tiene que ser explícita acerca de la educación que se merecen todos y cada uno de los niños y jóvenes de nuestra ciudad. No basta con decir de manera escueta que la educación es un derecho. Hay que especificar cuál es el tipo de educación al que alude ese derecho fundamental.
Una formación básica y media que incluya la enseñanza de la filosofía tiene mayor impacto y calidad que una que no la incorpore. El aprendizaje de la filosofía no es sólo una actividad que enriquece y ennoblece a las personas, sino que también eleva los rendimientos escolares de los alumnos en otras asignaturas, como lenguaje o matemáticas. Hay numerosos estudios internacionales que demuestran lo anterior. Por eso defendemos que la educación filosófica sea contemplada como un derecho. De otra manera sólo los niños privilegiados, los que van a escuelas en las que se aprende inglés, música, yoga, etcétera, tendrán la oportunidad de tenerla en su formación. El reto que ahora enfrentamos los profesores de filosofía es modificar los planes y las prácticas docentes para que nuestras clases sean más atractivas y eficientes. De no lograrlo, los beneficios de la filosofía no se alcanzarán a plenitud.
guillermo.hurtado@razon.com.mx
Twitter:
 @Hurtado2710

LA FILOSOFÍA Y LA CONSTITUCIÓN DE LA CIUDAD DE MÉXICO

Les compartimos la siguiente información relacionada:

REFLEXIONES SOBRE FILOSOFÍA Y LA CONSTITUCIÓN

ESPECIALISTAS PIDEN INCLUIR Y GARANTIZAR LA EDUCACIÓN FILOSÓFICA EN LA CONSTITUCIÓN DE LA CIUDAD DE MÉXICO


Especialistas piden incluir y garantizar la educación filosófica en la Constitución de la Ciudad de México

  • Durante la conferencia La filosofía y la constitución de la Ciudad de México, investigadores y académicos hicieron un llamado a los constituyentes para que la filosofía sea parte importante de la educación pública
  • Estudiosos como Gabriel Vargas Lozano, Gerardo De la Fuente Lora, Guillermo Hurtado, Ambrosio Velasco Gómez y José Alfredo Torres disertaron en el Museo de la Ciudad
  • Afirman que la cultura filosófica propicia el pensamiento propio, la democracia, la libertad y el bien común
La educación con contenido filosófico debe garantizarse en la Constitución de la Ciudad de México para poder construir una sociedad más justa y democrática, fue el eje temático de la conferencia ofrecida por los especialistas en filosofía Gabriel Vargas Lozano, Gerardo De la Fuente Lora, Guillermo Hurtado, Ambrosio Velasco Gómez y José Alfredo Torres en el Museo de la Ciudad de México este fin de semana.
Como parte del programa La Filosofía es un Derecho de Todos que realiza el Gobierno de la Ciudad a través de la Secretaría de Cultura capitalina, se realizó la ponencia La filosofía y la Constitución de la Ciudad de México este sábado 20 de agosto.
El gremio de investigadores y docentes propone al Congreso Constituyente que en la Carta Magna que se redacta para la Ciudad de México se incluya el siguiente texto: “La educación formal y cultural en general de los habitantes de la Ciudad de México deberá tener un alto contenido filosófico que propicie una conciencia en todas las personas sobre el lugar en la sociedad, adoptando una actitud crítica, solidaria y humanista, así como un compromiso con las mejores causas de la ciudad, el país y el mundo”.
El presidente del Observatorio Filosófico de México, el maestro Gabriel Vargas Lozano, argumentó que “uno de los derechos fundamentales es la educación, los bienes de la cultura y dentro de estos, la filosofía como elemento fundamental. Por tanto, el Estado tiene la obligación de promover una cultura filosófica, con el objetivo de no sólo propiciar el pensamiento propio sino también la democracia; cuando hay una auténtica democracia es cuando los ciudadanos pueden argumentar, decidir, reflexionar con libertad sobre las opciones del futuro”.
Pero no sólo se trata de que la educación filosófica sea garantizada en la Constitución, pues también se deben de incorporar las condiciones para que sea una realidad. “Necesitamos que la Constitución no sólo incorpore el párrafo que estamos proponiendo, sino que incluya todas las condiciones necesarias que lo hagan realidad; para que los habitantes de la CDMX tengan derecho a la filosofía hace falta que tengan derecho a una buena alimentación, derecho a vivir en un entorno saludable, que tengan la capacidad de estar satisfechos con ellos mismos, que tengan capacidad de soñar. La filosofía también debe estar presente en el Congreso Constituyente para que realmente se pueda considerar soberano y ser verdaderamente constituyente de un mundo nuevo”, afirmó el Coordinador del Colegio de Filosofía de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, doctor Gerardo De la Fuente Lora.
Y el doctor Ambrosio Velasco Gómez recordó que una de las enseñanzas platónicas es que la filosofía es diálogo, mismo que debe verse reflejado en la Constitución mediante la inclusión de todas las voces que integran a la sociedad.
“Como diría el historiador Miguel León Portilla: todas las Constituciones se han hecho para una minoría y han excluido de su propósito y de su consideración a la mayoría de los mexicanos. Tenemos que evitar que la Constitución de la CDMX repita ese vicio de que sea una Constitución con un solo punto de vista. El primer punto fundamental que debe plantearse la Constitución es asegurar, lo más posible, el bien común”, planteó Velasco Gómez.
La tarea que tiene el gremio dedicado a la filosofía no es sencilla, ya que se enfrentan al escepticismo de la clase política y de colegas de profesión, quienes en muy pocas ocasiones creen en la importancia de que la filosofía llegue a las grandes masas. Sobre esto hablaron el doctor José Alfredo Torres y el doctor Guillermo Hurtado.
“Lo que necesitamos es que los filósofos presionemos y entremos por algún medio a la política que toma las decisiones; hay una vertiente de la filosofía que podríamos llamar práctica o de militancia, y en la historia hay circunstancias en que los filósofos dejan la enseñanza en lugares limitados y van como comunidad a la política. Estos antecedentes nos pueden servir para resolver una cuestión difícil: ¿cómo hacemos para que los políticos escuchen a los filósofos?”, declaró Torres, profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.
A su vez, el investigador del Instituto de Investigaciones Filosóficas Guillermo Hurtado, afirmó que “una educación filosófica es una educación de calidad, que ennoblece y humaniza; le da al niño o al joven tres dimensiones de la vida sin las cuales no tendríamos seres humanos robustos; me refiero a las dimensiones de las razones, de los valores y de los fines. Es eso a lo que queremos que todos los habitantes tengan acceso. Decir solamente que ‘la educación sea un derecho’ es ofrecer un derecho austero y escueto, de tal manera que sólo los niños privilegiados podrán tener una educación filosófica, haciendo desigual la enseñanza”.
Agregó que hay otros “oponentes peligrosos, que piensan que la filosofía no es de la gente, que piensan que es propiedad de los filósofos, que es un conocimiento elitista. Son los investigadores universitarios celosos de este conocimiento elitista que no quieren que eso que consideran su propiedad se manche en las manos del pueblo. Quienes defendemos que la filosofía sea un derecho para todos, pensamos que la filosofía es para todos y que no hay dueños del saber”, concluyó Hurtado.
Para más información sobre las actividades de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, visitehttp://www.cultura.cdmx.gob.mx/index.php/carteleracultural y en redes sociales a través de @CulturaCDMX, con los hashtags #soycultura y #SomosCultura.
Fuente: cultura.cdmx.gob.mx (Secretaría de Cultura del Distrito Federal)