martes, 29 de marzo de 2011

La RIEMS, un fracaso anunciado

ODISEO
Revista electrónica en pedagogía

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RESUMEN:

El presente artículo, tiene como objetivo fundamental identificar los aspectos culturales, políticos, sociales y académicos principales en que se encuentra inserta la Reforma Integral de la Educación Media Superiores (RIEMS), desde una posición descriptiva y crítica. Especial atención merece la discusión política, sobre el carácter subordinado de la RIEMS a los intereses de clase de la derecha en el poder, así como la postura sumisa, dócil y acrítica de las autoridades educativas, ante los dictados injerencistas de los organismos financieros internacionales. Asimismo, se tocan ciertos aspectos del papel que juegan algunos de los diferentes actores más representativos del hecho educativo.


A manera de introducción

La muy reciente divulgación de la virtual desaparición en el currículo del bachillerato, de las asignaturas contenidas y derivadas directamente de la filosofía, por parte de la SEP/SEMS, aunque ya era conocida tal intención desde hace tiempo, las enredadas e incomprensibles “explicaciones” del subsecretario de educación media superior, Miguel Székely Pardo, desataron una severa y extensa reacción en el medio académico e intelectual, en el ámbito nacional e internacional. Esta situación, nos ha llevado a introducir en este trabajo este tema con una extensión que, de inicio y por supuesto sin soslayarla, no teníamos contemplada.

En tal sentido, tal y como se apunta acertadamente en el Observatorio Filosófico (Boletín No. 2 y notas periodísticas relacionadas):

“…La comunidad filosófica nacional, se encuentra seriamente preocupada por la desaparición de la filosofía como disciplina básica en los planes y programas de estudio de las instituciones de enseñanza media superior de todo el país, como se ha establecido en la “Reforma Integral de Educación Media Superior” (RIEMS) publicada el 26 de septiembre de 2008 en el Diario Oficial de la Federación, a través del Acuerdo 442.

Esta reforma busca unificar la enseñanza en todos los subsistemas a partir de lo que denomina “competencias y habilidades,” cuyo fin es el de formar a individuos que se incorporarán al mercado de trabajo nacional, en el marco de la llamada “globalización”. En la RIEMS, la filosofía se ha eliminado del conjunto de disciplinas básicas, siendo diluída en las competencias genéricas y el único papel que se le asigna se expresa en un pie de página del mencionado acuerdo, en donde se declara que tendrá “un carácter transversal” y “podrá incluirse si se considera pertinente”, es decir, en forma evidentemente aleatoria y discrecional. Así mismo, las humanidades se omiten como área básica en la formación de los estudiantes, considerándose indispensables y suficientes sólo a las Matemáticas; algunas ciencias naturales y sociales y la comunicación.

Es evidente que los rasgos generales de esta reforma provienen de las indicaciones de la OCDE y de los Acuerdos de Bolonia y el Proyecto Tuning para la Unión Europea que no son pertinentes para nuestro país, el cual debería realizar una reforma educativa tomando en cuenta su propia historia y sus características como nación. De igual forma, las críticas que han surgido en Europa al Plan Bolonia deberían de ser interpretadas como un llamado de atención a los autores e impulsores de esta reforma. Por otro lado, el gobierno mexicano no debería estar en contra de las principales orientaciones de la UNESCO, organismo que ha estado realizando esfuerzos universales justamente en un sentido opuesto, es decir, para que la filosofía, por su carácter humanístico, no sólo se enseñe en el bachillerato sino en todos los ámbitos de la sociedad. La UNESCO, de la cual forma parte activa nuestro país y aprueba sus resoluciones, ha expuesto de manera expresa a través de sus documentos, que la filosofía contribuye a la formación de la ciudadanía; el respeto a la multiculturalidad; los derechos humanos; el pensamiento crítico y la democracia, objetivos aducidos, al menos en apariencia, por la RIEMS.

Desde la República Restaurada hasta ahora, la filosofía ha sido uno de los principios rectores que guiaban los planes y programas de estudio del bachillerato; sin embargo hoy, por primera vez, se decide en forma inconsulta, eliminar las materias filosóficas. Se puede demostrar ampliamente la importancia y necesidad de disciplinas como la ética, la estética, la lógica, la teoría del conocimiento o la historia de la filosofía como parte esencial de la formación de los estudiantes. Lejos de lo que pudiera pensarse, estas disciplinas contribuyen a que cualquier persona desempeñe de una mejor manera cualquier actividad.

La enseñanza de la filosofía, debería implicar el desarrollo de una formación que tiene como resultado la constitución de ciudadanos con un pensamiento crítico, autónomo y reflexivo. Este primer contacto, y por desgracia, casi único, de los jóvenes con el quehacer filosófico, los hace más conscientes de sí mismos y del mundo en que viven, permitiéndoles una verdadera educación en valores frente a la corrupción, la desigualdad extrema, la discriminación y la ignorancia.

La nueva reforma de la SEP, concentrada en el adiestramiento práctico-utilitario, atenta en contra de este tipo de formación, en un mundo cuyas tendencias principales son el productivismo que ha llevado a la destrucción de los sistemas ecológicos; la automatización y sus efectos; la inequidad; la crisis de valores y la transición hacia una nueva figura del mundo”.

Las declaraciones públicas del Dr. Székely (La Jornada, a entrevista de Karina Avilés; viernes 24 de abril de 2009 y posteriores) denotan, por una parte, el total estado de dependencia de los intereses de los grandes organismos internacionales en la construcción de una perspectiva neoliberal de la educación mexicana en general y de la media superior en particular; por otra parte, denota el más craso desconocimiento de la “reforma” que, se supone al menos, correspondería construir y coordinar a su área de trabajo.

Sin embargo, el problema es más serio aún, si tal cosa es posible, ya que desde sus inciertos y equívocos inicios, la RIEMS estaba destinada (al igual que sus antecesoras) al fracaso total. La RIEMS ha sido elaborada con la sola participación de un grupo de cerca de 50 profesores provenientes de diversas instituciones del nivel medio superior quienes, lamentablemente adolecen, con obvias pero contadas excepciones, de la solidez formativa requerida para un trabajo tan delicado como éste en el ámbito educativo; aún más; el Mtro. Daffny Rosado Moreno (aún Coordinador Sectorial de Desarrollo Académico de la SEMS) y principal responsable de este proceso, ha dicho: “la participación de expertos en educación en la Reforma, es innecesaria y aún indeseable”, (palabra más o palabra menos, este es el sentido).

La capacidad de elaboración de la cincuentena de profesores del llamado “Grupo Base” (encargados de instrumentar la RIEMS) no va a la par de su entusiasmo y los resultados están a la vista: No hay un sustento teórico-conceptual de fondo acerca de la “reforma”, ni se ha efectuado un proceso mínimo de discusión al respecto; es más, el mismo Mtro. Daffny Rosado Moreno ha descalificado y marginado a los que nos hemos “atrevido” a manifestar nuestra opinión o desacuerdo: a manera de ejemplo, podemos citar que, en el año 2006, desde la Subdirección de Fomento Académico de la CoSDAc realizamos un ejercicio de evaluación al proceso de “Mejora Continua” de la “Reforma Curricular del Bachillerato Tecnológico” (antecedente directo y piedra angular de la RIEMS), cuyos resultados (verdaderamente alarmantes) y que dimos a conocer en una reunión de extensión nacional con el Grupo Base y los responsables de su conducción, fueron pasados por alto por las autoridades; los errores se siguieron repitiendo sin que, hasta la fecha, se hayan solucionado o, al menos, mitigado y finalmente, además de lo acotado, faltaría realizar una auditoría financiera, dada la magnitud de los recursos derrochados en este proyecto, sin que se rindan cuentas claras ante la sociedad.


Tabla de contenidos


A manera de introducción: 1. La sociedad en que vivimos. 1.1. Ciencia, tecnología y dependencia. 1.2. Trabajo, educación y economía. 1.3. Sociedad, globalidad y conocimiento.


2. Los grandes mitos de la educación: 2.1. La educación como factor de movilidad social. 2.2. El mito de la calidad y la excelencia educativas (la perspectiva de la OCDE). 2.3. Los compromisos educativos de la SEP.


3. Las grandes falacias de la educación media superior.:  3.1. Los intereses inmersos en la RIEMS. 3.2. Las insuficiencias de la RIEMS. 3.3. Los antecedentes de la RIEMS. 3.4. El constructivismo: mitos y realidades. 3.5. ¿Un Marco Curricular común? ¿De veras? 3.6. ¿Para qué sirven las competencias? 3.7. El trabajo del docente. 3.8. La disfuncionalidad de la RIEMS.


4. Apuntes finales.

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