jueves, 13 de octubre de 2016
domingo, 9 de octubre de 2016
“GEORG LUKÁCS Y EL PENSAMIENTO ALEMÁN”
El SEMINARIO PERMANENTE “MAQUIAVELO Y SUS CRÍTICOS” INVITA A PARTICIPAR EN EL TALLER :
“GEORG LUKÁCS Y EL PENSAMIENTO ALEMÁN”
Viernes 14 de Octubre de 2016
Casa de la Primera Imprenta UAM
Calle Lic. Primo de Verdad 10 Esq. Moneda
Col. Centro Del. Cuauhtémoc
Col. Centro Del. Cuauhtémoc
Se adjunta el cartel
Programa:
Conferencia Magistral:
Dr. Jorge Velázquez, György Lukács: Los territorios de la Totalidad
10:00 hrs. a 11:00 hrs.
Mesa 1: 11: 00 hrs. a 13: 00 hrs.
Dr. Carlos García: Lukács y Werther. La transvaloración en arte romántico.
Mtro. Raúl Reyes: El Hegel de Lukács.
Mesa 2: de 15:00 hrs. a 18:00 hrs.
Dr. Gerardo Ambriz: Conciencia y lucha de clases. De Marx a Lukács
Dr. Adán Pando: El Engels de Lukács
Dr. Alfredo García: Benjamin y Lukács. En torno a la conciencia reificada.
PRESENTACIÓN DEL LIBRO: 18: 15 hrs. a 20:00 hrs.
Claude Lefort: los surcos del vacío en la noche oscura de lo político.
Presentan: El autor: Dr. Jorge Velázquez
Dr. Carlos García, Mtro. Ricardo Bernal y Dra. Carmen Camarillo
Resolución en favor de la filosofía en Madrid
La Red española de Filosofía informa:
Esta tarde se ha aprobado por abrumadora mayoría una Resolución en el pleno sobre educación de la Asamblea de Madrid. La resolución, cuyo texto adjuntamos, ha sido aprobada por 80 votos a favor y 48 en contra, o lo que viene a ser lo mismo, los votos positivos de PSOE, Podemos y Ciudadanos y los votos en contra del PP.
El texto de la Resolución es el siguiente:
Resolución número 6: Importancia de la filosofía en los currículos de la Comunidad de Madrid
La Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE) reestructura algunos de los contenidos tradicionales minimizando su carácter troncal para incorporarlos dentro de las materias que pueden ser enfatizadas por las CCAA en sus capacidades normativas. Entre los múltiples casos de materias que se desdibujan en los currículos de la Comunidad de Madrid, destaca especialmente el caso de la rama de la Filosofía. Se hace indispensable que:La Asamblea de Madrid inste al Gobierno regional a reorganizar el curriculum de 4º de la ESO dentro de las capacidades de la libre configuración autonómica para incorporar la materia de Ética, así como el de 2º de Bachillerato para incorporar la materia de Historia de la Filosofía como materias comunes y obligatorias de todos los alumnos.
Esta tarde se ha aprobado por abrumadora mayoría una Resolución en el pleno sobre educación de la Asamblea de Madrid. La resolución, cuyo texto adjuntamos, ha sido aprobada por 80 votos a favor y 48 en contra, o lo que viene a ser lo mismo, los votos positivos de PSOE, Podemos y Ciudadanos y los votos en contra del PP.
El texto de la Resolución es el siguiente:
Resolución número 6: Importancia de la filosofía en los currículos de la Comunidad de Madrid
La Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE) reestructura algunos de los contenidos tradicionales minimizando su carácter troncal para incorporarlos dentro de las materias que pueden ser enfatizadas por las CCAA en sus capacidades normativas. Entre los múltiples casos de materias que se desdibujan en los currículos de la Comunidad de Madrid, destaca especialmente el caso de la rama de la Filosofía. Se hace indispensable que:La Asamblea de Madrid inste al Gobierno regional a reorganizar el curriculum de 4º de la ESO dentro de las capacidades de la libre configuración autonómica para incorporar la materia de Ética, así como el de 2º de Bachillerato para incorporar la materia de Historia de la Filosofía como materias comunes y obligatorias de todos los alumnos.
Esta resolución ha salido adelante gracias al inestimable esfuerzo de la Comisión de secundaria de la REF, la SEPFI y la colaboración de los partidos políticos que la han aprobado. Nuestro agradecimiento a todos.
Firma nuestra causa en CHANGE
FIRMA DANDO CLICK AQUÍ
Se envía la propuesta que un grupo de profesores e investigadores de Filosofía y Ciencias Sociales hacen a los miembros de la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México, con el propósito de que se incluya la enseñanza de la filosofía como parte fundamental de la educación de los habitantes de la ciudad. A todos nuestros lectores que estén de acuerdo, les solicitamos se adhieran y si es posible, lo difundan.
Por la incorporación de la filosofía en la Constitución de la Ciudad de México.
A los diputados Constituyentes de la Ciudad de México.
A la opinión pública:
La Ciudad de México se apresta, por primera vez en su historia, a conformar su constitución política. Se trata de una situación extraordinaria en virtud de que es la última región del país que no tiene un instrumento rector propio. En el documento que redactarán los diputados constituyentes, se presenta la oportunidad de mantener los avances que se han adoptado en sus reglamentos y que son producto de las múltiples luchas que se han efectuado en esta ciudad capital de la República a favor de la justicia pero también una buena oportunidad para incorporar innovaciones que permitan una mejor formación de los ciudadanos, que redunde en una sociedad en donde impere la justicia y una auténtica democracia.
Es por esta razón que consideramos que la filosofía debe ser la base fundamental de una educación de los habitantes tanto en su expresión escolar o académica como en la extra-académica.
Proponemos, entonces, una filosofía pública que no renuncia a promover la investigación original y de alto nivel; pero que tampoco lo hace al incorporarse en la formación cultural y educativa de todos los habitantes y en todos los ámbitos de su actividad. En este sentido, coincidimos con la posición adoptada desde hace tiempo por parte de la comunidad científica nacional al considerar que la enseñanza de la ciencia (y en nuestro caso de la filosofía) no sólo es posible, sino que además implica un beneficio para la sociedad en su conjunto.
La filosofía, o mejor dicho, “la reflexión filosófica” enseñada a los niños desde su más tierna edad mediante metodologías que han sido probadas en el ámbito nacional e internacional, constituye un antídoto en contra de diversas formas de violencia, racismo, desigualdad y discriminación que afectan a nuestra sociedad y que deben ser objeto de reflexión racional para buscar una mejor convivencia. La filosofía permite al adolescente comprender mejor la crisis natural del paso de una etapa a otra; adquirir una conciencia de sí mismo y ubicar adecuadamente los difíciles dilemas que implica la existencia.
Mediante la enseñanza de la filosofía, los niños, los jóvenes y los adultos podrán lograr mediante un pensamiento lógico y el ejercicio del diálogo, una mayor tolerancia frente a formas diferentes de pensar y actuar.
La filosofía no puede ser, en modo alguno, adoctrinamiento, sino un apoyo importante para que el individuo pueda tener claridad con respecto de las alternativas que tiene frente a los problemas individuales y sociales que le afectan.
La filosofía tiene, como núcleo esencial, la racionalidad. Sus diversas disciplinas: ética, estética, lógica, ontología, teoría del conocimiento, las filosofías de la ciencia, de la historia, de la política, del lenguaje, la filosofía práctica y otras más) permiten a las personas comprender mejor tanto las causas como las consecuencias de las revoluciones que están cambiando al mundo como lo son la digital o la genética que están provocando una serie de problemas que están siendo abordados por la bio-ética. Pero la situación no se queda allí ya que, en forma cotidiana, el ciudadano se encuentra con un conjunto de temas que implican la relación entre ética y política.
La educación filosófica debe ser el complemento necesario de una educación científica. Como se sabe, la investigación científica nos permite un conocimiento básico y fundamental del funcionamiento del ser humano, de la naturaleza y de la sociedad, sin embargo, la filosofía, entre otros cometidos, nos permite reflexionar sobre los valores que se encuentran en el centro de la acción humana. No basta conocer cómo funcionan las cosas, se requiere también adoptar la mejor decisión sobre los problemas que enfrentamos. A título de ejemplo diríamos: podemos saber con precisión científica qué es el aborto, la muerte asistida, la clonación, las alteraciones genéticas; pero es el individuo quien tomará sus decisiones de acuerdo a valores, y uno de los cometidos principales de la filosofía es reflexionar sobre los valores y los disvalores que rigen la conducta humana.
La filosofía, bien enseñada, permitirá combatir y eliminar las ideologías nocivas que afectan, por desgracia, a los ciudadanos de nuestro país y nuestra ciudad. De igual forma, permitirá eliminar falacias que se propagan con enorme intensidad. Una de ellas es, por ejemplo, la de que en nuestro país (y en general, en los países latinoamericanos) sólo se requieren técnicos y no filósofos. La primera parte de la frase es correcta: requerimos técnicos, ¡sí!, pero técnicos que tengan una sólida formación lógica, ética, estética y humanista, la cual solo puede ser proporcionada por la enseñanza de la filosofía. Técnicos que conozcan con precisión cuáles son las consecuencias positivas y negativas de las revoluciones tecnológicas actuales.
La filosofía también es necesaria para normar la educación de un país. No es posible reducir la educación a una mera instrucción mediante la cual el individuo se prepara para la “globalización”. Bajo este pretexto, completamente injustificado, el gobierno eliminó de un plumazo las disciplinas filosóficas que formaban parte de la Educación Media Superior en 2008. Afortunadamente, la comunidad filosófica con el apoyo de las comunidades científica y cultural pudieron revertir la medida, sin embargo, la amenaza se encuentra presente como una tendencia internacional. La filosofía permite definir qué país queremos; en dónde estamos situados y hacia dónde nos dirigimos. La educación, con el apoyo de la filosofía, podrá ayudar a conformar una concepción sobre el tipo de ciudadanos que queremos formar: un ciudadano consciente y crítico que base su conducta en valores como la equidad, justicia, democracia y defensa de los derechos humanos. Un ciudadano, además, formado en la defensa de los mejores valores de las culturas originarias como son el apego a la comunidad, la solidaridad y la comunión con la naturaleza, entre otros.
Estamos en otros tiempos, tiempos en donde la propia Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos maduró hasta poseer, en esa llamarada de esperanza, la tutela de los derechos humanos. Eminentemente, los derechos humanos son una emanación del colosal esfuerzo humano por regularse con un comportamiento ético.
Por todo lo anterior, en el capítulo en donde se establezcan las características de la educación para la Ciudad de México, que no pueden ser menos que las consagradas en el artículo tercero de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, proponemos agregar lo siguiente:
“La educación formal e informal de los habitantes de la Ciudad de México, deberá tener un alto contenido filosófico que propicie una conciencia en todas las personas sobre su lugar en la sociedad, adoptando una actitud crítica, solidaria, humanista y un compromiso con las mejores causas de la Ciudad, del país y del mundo”.
Quienes suscribimos este documento, pertenecientes a la comunidad filosófica nacional, los convoca a ustedes a implementar una educación en la Ciudad capital con un núcleo, un espacio y un tiempo de enseñanza de la filosofía, impartida necesariamente por profesores de filosofía y/o personas preparadas debidamente en nuestra disciplina, ya que, como se sabe, su enseñanza por personas no preparadas ha constituido una de las causas de la profunda distorsión del significado y sentido de la filosofía.
Diputados Constituyentes: la filosofía es un derecho de los ciudadanos. Ustedes tienen la oportunidad de aprobar un instrumento legal que sea una traducción de legitimidad a través del cual los ciudadanos deberán encontrarse a sí mismos. El camino que llevará a ese encuentro es la dignidad, la justicia y la responsabilidad todos los elementos del pensamiento, inserto en el inmenso esfuerzo por lograr una sociedad más justa y, por tanto, más equitativa y democrática.
A los diputados Constituyentes de la Ciudad de México.
A la opinión pública:
La Ciudad de México se apresta, por primera vez en su historia, a conformar su constitución política. Se trata de una situación extraordinaria en virtud de que es la última región del país que no tiene un instrumento rector propio. En el documento que redactarán los diputados constituyentes, se presenta la oportunidad de mantener los avances que se han adoptado en sus reglamentos y que son producto de las múltiples luchas que se han efectuado en esta ciudad capital de la República a favor de la justicia pero también una buena oportunidad para incorporar innovaciones que permitan una mejor formación de los ciudadanos, que redunde en una sociedad en donde impere la justicia y una auténtica democracia.
Es por esta razón que consideramos que la filosofía debe ser la base fundamental de una educación de los habitantes tanto en su expresión escolar o académica como en la extra-académica.
Proponemos, entonces, una filosofía pública que no renuncia a promover la investigación original y de alto nivel; pero que tampoco lo hace al incorporarse en la formación cultural y educativa de todos los habitantes y en todos los ámbitos de su actividad. En este sentido, coincidimos con la posición adoptada desde hace tiempo por parte de la comunidad científica nacional al considerar que la enseñanza de la ciencia (y en nuestro caso de la filosofía) no sólo es posible, sino que además implica un beneficio para la sociedad en su conjunto.
La filosofía, o mejor dicho, “la reflexión filosófica” enseñada a los niños desde su más tierna edad mediante metodologías que han sido probadas en el ámbito nacional e internacional, constituye un antídoto en contra de diversas formas de violencia, racismo, desigualdad y discriminación que afectan a nuestra sociedad y que deben ser objeto de reflexión racional para buscar una mejor convivencia. La filosofía permite al adolescente comprender mejor la crisis natural del paso de una etapa a otra; adquirir una conciencia de sí mismo y ubicar adecuadamente los difíciles dilemas que implica la existencia.
Mediante la enseñanza de la filosofía, los niños, los jóvenes y los adultos podrán lograr mediante un pensamiento lógico y el ejercicio del diálogo, una mayor tolerancia frente a formas diferentes de pensar y actuar.
La filosofía no puede ser, en modo alguno, adoctrinamiento, sino un apoyo importante para que el individuo pueda tener claridad con respecto de las alternativas que tiene frente a los problemas individuales y sociales que le afectan.
La filosofía tiene, como núcleo esencial, la racionalidad. Sus diversas disciplinas: ética, estética, lógica, ontología, teoría del conocimiento, las filosofías de la ciencia, de la historia, de la política, del lenguaje, la filosofía práctica y otras más) permiten a las personas comprender mejor tanto las causas como las consecuencias de las revoluciones que están cambiando al mundo como lo son la digital o la genética que están provocando una serie de problemas que están siendo abordados por la bio-ética. Pero la situación no se queda allí ya que, en forma cotidiana, el ciudadano se encuentra con un conjunto de temas que implican la relación entre ética y política.
La educación filosófica debe ser el complemento necesario de una educación científica. Como se sabe, la investigación científica nos permite un conocimiento básico y fundamental del funcionamiento del ser humano, de la naturaleza y de la sociedad, sin embargo, la filosofía, entre otros cometidos, nos permite reflexionar sobre los valores que se encuentran en el centro de la acción humana. No basta conocer cómo funcionan las cosas, se requiere también adoptar la mejor decisión sobre los problemas que enfrentamos. A título de ejemplo diríamos: podemos saber con precisión científica qué es el aborto, la muerte asistida, la clonación, las alteraciones genéticas; pero es el individuo quien tomará sus decisiones de acuerdo a valores, y uno de los cometidos principales de la filosofía es reflexionar sobre los valores y los disvalores que rigen la conducta humana.
La filosofía, bien enseñada, permitirá combatir y eliminar las ideologías nocivas que afectan, por desgracia, a los ciudadanos de nuestro país y nuestra ciudad. De igual forma, permitirá eliminar falacias que se propagan con enorme intensidad. Una de ellas es, por ejemplo, la de que en nuestro país (y en general, en los países latinoamericanos) sólo se requieren técnicos y no filósofos. La primera parte de la frase es correcta: requerimos técnicos, ¡sí!, pero técnicos que tengan una sólida formación lógica, ética, estética y humanista, la cual solo puede ser proporcionada por la enseñanza de la filosofía. Técnicos que conozcan con precisión cuáles son las consecuencias positivas y negativas de las revoluciones tecnológicas actuales.
La filosofía también es necesaria para normar la educación de un país. No es posible reducir la educación a una mera instrucción mediante la cual el individuo se prepara para la “globalización”. Bajo este pretexto, completamente injustificado, el gobierno eliminó de un plumazo las disciplinas filosóficas que formaban parte de la Educación Media Superior en 2008. Afortunadamente, la comunidad filosófica con el apoyo de las comunidades científica y cultural pudieron revertir la medida, sin embargo, la amenaza se encuentra presente como una tendencia internacional. La filosofía permite definir qué país queremos; en dónde estamos situados y hacia dónde nos dirigimos. La educación, con el apoyo de la filosofía, podrá ayudar a conformar una concepción sobre el tipo de ciudadanos que queremos formar: un ciudadano consciente y crítico que base su conducta en valores como la equidad, justicia, democracia y defensa de los derechos humanos. Un ciudadano, además, formado en la defensa de los mejores valores de las culturas originarias como son el apego a la comunidad, la solidaridad y la comunión con la naturaleza, entre otros.
Estamos en otros tiempos, tiempos en donde la propia Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos maduró hasta poseer, en esa llamarada de esperanza, la tutela de los derechos humanos. Eminentemente, los derechos humanos son una emanación del colosal esfuerzo humano por regularse con un comportamiento ético.
Por todo lo anterior, en el capítulo en donde se establezcan las características de la educación para la Ciudad de México, que no pueden ser menos que las consagradas en el artículo tercero de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, proponemos agregar lo siguiente:
“La educación formal e informal de los habitantes de la Ciudad de México, deberá tener un alto contenido filosófico que propicie una conciencia en todas las personas sobre su lugar en la sociedad, adoptando una actitud crítica, solidaria, humanista y un compromiso con las mejores causas de la Ciudad, del país y del mundo”.
Quienes suscribimos este documento, pertenecientes a la comunidad filosófica nacional, los convoca a ustedes a implementar una educación en la Ciudad capital con un núcleo, un espacio y un tiempo de enseñanza de la filosofía, impartida necesariamente por profesores de filosofía y/o personas preparadas debidamente en nuestra disciplina, ya que, como se sabe, su enseñanza por personas no preparadas ha constituido una de las causas de la profunda distorsión del significado y sentido de la filosofía.
Diputados Constituyentes: la filosofía es un derecho de los ciudadanos. Ustedes tienen la oportunidad de aprobar un instrumento legal que sea una traducción de legitimidad a través del cual los ciudadanos deberán encontrarse a sí mismos. El camino que llevará a ese encuentro es la dignidad, la justicia y la responsabilidad todos los elementos del pensamiento, inserto en el inmenso esfuerzo por lograr una sociedad más justa y, por tanto, más equitativa y democrática.
Les enviamos (archivo adjunto) la redacción propuesta por el Gobierno de la Ciudad de México a los constituyentes. Consideramos que es un primer triunfo de la propuesta del Observatorio Filosófico de México. Un segundo triunfo será que se apruebe incorporar el texto a la Constitución definitiva. Es por ello que les pedimos que se publiquen artículos, por todos los medios posibles, apoyando esta iniciativa.
PROYECTO
DE CONSTITUCIÓN ENTREGADO A LOS CONSTITUYENTES POR EL JEFE DE GOBIERNO DE LA
CIUDAD DE MÉXICO.
15 de septiembre de 2016
Artículo 13.
Ciudad
educadora y del conocimiento.
A Derecho
a la educación
p. 38
inciso 6.
“La
educación impartida en el sistema educativo local deberá tener contenidos
filosóficos que propicien el pensamiento crítico y la conciencia de las
personas sobre su papel en la sociedad y su compromiso con la ciudad, el país y
el mundo. Será el fundamento para el ejercicio de los derechos humanos, la
convivencia armónica, la democracia como forma de vida, el respeto a la
diversidad, la cultura de la no discriminación y no violencia, el cuidado de la
salud y del medio ambiente, la consecución del pleno empleo, la erradicación de
la pobreza y la desigualdad social”
Sobre la eliminación de la Filosofía en Chile
Raúl Berdejo (Asesor en el Senado de la República) sobre la pretensión de sacar la asignatura de Filosofía del plan común del sistema escolar en Chile.
Y sobre lo mismo la Mtra. Iyazu Cosío Ramírez comparte la siguiente información:
“Profesores de Filosofía realizan clase pública en defensa de la asignatura”.
El Observatorio Filosófico de México se solidariza con los amigos y colegas chilenos en su labor de defensa de la Filosofía.
Vicente Serrano (Presidente de la Asociación Chilena de Filosofía ) nos envía esta información:
Delpiano retrocede y aclara que "no se eliminará la asignatura de Filosofía" de los programas de Educación Media
También comenta que ha habido unánime rechazo y se han movilizado muchos sectores. De momento con buen resultado, pero hay que seguir atentos.
domingo, 28 de agosto de 2016
La filosofía como un derecho constitucional: ¿por qué y para qué?
La filosofía como un derecho constitucional: ¿por qué y para qué?
Por Gabriel Vargas Lozano*
A muchos les sorprenderá que un importante grupo de profesores e investigadores de filosofía residentes en el otrora df y en diversos estados de la República, haya propuesto a los constituyentes que incorporen explícitamente a la filosofía como parte de la educación de los habitantes, en la nueva Carta constitucional que regulará el estatus de Ciudad de México.
La sorpresa podría traducirse en varios interrogantes: si la filosofía –dirían los sorprendidos– está integrada por sistemas complejos a los que sólo tendrían acceso los especialistas (como Aristóteles, Kant, Hegel, Wittgenstein o Heidegger), ¿qué sentido tiene incorporar su estudio nada menos que en la Constitución? Alguien podría agregar indignado: “¡Pero si la filosofía no sirve para nada! ¿Para qué incorporarla en nuestra Carta Magna?” Finalmente, un crítico más ilustrado podría decir: recuerden el adagio latino primum vivere deinde philosophare, que traducido en otros términos podría ser algo así como: nuestra ciudad tiene muchos problemas económicos, políticos y sociales como para que ustedes estén abogando por la filosofía.
Esos posibles cuestionadores estarían expresando medias verdades. Veamos la primera objeción: en efecto, en la viña filosófica de la historia han florecido una gran variedad de filósofos: unos que son difíciles de comprender (Kant, Hegel, Heidegger, Wittgenstein) y otros que han escrito en forma accesible (Locke, Rousseau, Voltaire, Ortega y Gasset), pero incluso un mismo filósofo tiene obras muy abstractas, como Aristóteles la Metafísica, además de otras por medio de las cuales el filósofo griego proponía a los ciudadanos griegos un sistema político justo para la ciudad estado, como lo hizo en su Política y en su Ética a Nicómaco. Pero esto no es lo importante, no sólo porque siempre habrá quien, en forma solvente, haga accesibles dichas obras, sino porque, de acuerdo con las mejores formas de la pedagogía, de lo que se trata no es de conocer los sistemas filosóficos sino de aprender a filosofar, es decir, a pensar y reflexionar desde una óptica filosófica. De nada sirve saber quién fue Kant, Hegel o Spinoza. Lo que interesa es saber si sus reflexiones pueden integrarse a un pensamiento propio para conocernos a nosotros mismos y la situación en que nos encontramos.
Además, aquellos que creen que la filosofía “no sirve para nada”, definitivamente no lo han pensado en forma suficiente. Mediante un ligero repaso por la filosofía se podría comprender que ha propuesto tesis sobre lo que debería ser la sociedad justa (desde Platón hasta Luis Villoro, pasando por Hegel, Marx y Rawls); ha propuesto utopías (de Tomás Moro a Fourier); ha conformado ramas para el estudio del conocimiento (la epistemología); ha profundizado sobre las formas del pensamiento correcto e incorrecto (falacias); ha estudiado sobre las diversas formas de la experiencia estética; ha propuesto soluciones para los conflictos sociales (Locke, J.S. Mill o Karl Marx) y ha planteado problemas profundos para buscar una respuesta al sentido de la existencia. La filosofía ha estado presente antes, durante y después de los cambios en el conocimiento y en la sociedad. Por lo tanto, el problema no radica ni en la dificultad ni en que no sea útil su estudio, y en cuanto a que existen muchos problemas en nuestra sociedad antes que el tema filosófico, es una cuestión mal planteada. Un ejemplo: uno de los problemas más graves de nuestro país es el de la violencia en todos los órdenes de la vida (violencia intrafamiliar; en la escuela; de género; del crimen organizado...). Se trata de una problemática que convoca a múltiples disciplinas, pero la filosofía (apoyada en la ciencia) ha estudiado el fenómeno y ha llegado a importantes conclusiones (véanse los coloquios titulados Alrededor de la violencia, organizado por Adolfo Sánchez Vázquez y publicados por el FCE, o el coloquio organizado por Jorge Martínez que dio origen a otro libro publicado por Siglo XXI). Estos conocimientos deberían ser enseñados a todas las personas –en las escuelas y fuera de ellas– para que se comprenda qué es la violencia, cuáles son sus formas de manifestación y cómo evitarla en lo posible.
He ahí el punto crucial: el Estado mexicano debería incluir en sus leyes y en sus programas de educación, formas de reflexión filosófica que permitan que las personas tomen conciencia de sí mismas y de su entorno para que actúen en forma responsable. Es por eso que desde la década de los setenta del siglo pasado, un filósofo denominado Mathew Lipman propuso un método para enseñar la filosofía a los niños, que ha sido desarrollado por autores como Oscar Brenifier, Michel Tozzi y otros. La filosofía para niños tiene el propósito de enseñarles a reflexionar en forma lógica, a actuar en grupo para investigar sobre los temas que les preocupan, que son los de la sociedad entera: la desigualdad, el racismo, la discriminación, el acoso, la muerte, el amor, la autoridad, etcétera. Se trata de formar niños con una mentalidad dialógica y fortalecida. Así como a los niños se les enseña inglés y computación, también se les puede enseñar a pensar por sí mismos y a expresar sus ideas y emociones. Desde Lipman hasta nuestros días se ha desarrollado una tendencia que busca practicar la filosofía en múltiples lugares, como son los cafés filosóficos, los hospitales, las cárceles y, en general, en la plaza pública. ¿Cuál es el objetivo? Coadyuvar a la conformación de un ciudadano consciente y democrático. La propuesta de que la filosofía sea considerada por los constituyentes de Ciudad de México tiene un sentido muy preciso y es absolutamente necesaria para buscar salidas a una sociedad sumida en el conflicto y la angustia de los ciudadanos, como la nuestra. Otro argumento: en nuestra sociedad no sólo hay contaminación producida por gases tóxicos, sino también se transmite mucha contaminación visual y auditiva en los medios masivos de comunicación. Es necesario que se escuchen otras voces procedentes de la razón científica y filosófica, pero no sólo por mor de su importancia en sí misma sino por la necesidad de que una sociedad pueda verse ante el espejo de la razón para reformar sus propias estructuras. Si esto no ocurre estaríamos frente a una sociedad autoritaria que sólo tendría la puerta abierta a la irracionalidad y la violencia •
*Profesor-investigador del Departamento de filosofía de la uam-DISPONIBLE EN http://semanal.jornada.com.mx/2016/08/26/la-filosofia-como-un-derecho-constitucional-por-que-y-para-que-2357.html
Por Gabriel Vargas Lozano*
A muchos les sorprenderá que un importante grupo de profesores e investigadores de filosofía residentes en el otrora df y en diversos estados de la República, haya propuesto a los constituyentes que incorporen explícitamente a la filosofía como parte de la educación de los habitantes, en la nueva Carta constitucional que regulará el estatus de Ciudad de México.
La sorpresa podría traducirse en varios interrogantes: si la filosofía –dirían los sorprendidos– está integrada por sistemas complejos a los que sólo tendrían acceso los especialistas (como Aristóteles, Kant, Hegel, Wittgenstein o Heidegger), ¿qué sentido tiene incorporar su estudio nada menos que en la Constitución? Alguien podría agregar indignado: “¡Pero si la filosofía no sirve para nada! ¿Para qué incorporarla en nuestra Carta Magna?” Finalmente, un crítico más ilustrado podría decir: recuerden el adagio latino primum vivere deinde philosophare, que traducido en otros términos podría ser algo así como: nuestra ciudad tiene muchos problemas económicos, políticos y sociales como para que ustedes estén abogando por la filosofía.
Esos posibles cuestionadores estarían expresando medias verdades. Veamos la primera objeción: en efecto, en la viña filosófica de la historia han florecido una gran variedad de filósofos: unos que son difíciles de comprender (Kant, Hegel, Heidegger, Wittgenstein) y otros que han escrito en forma accesible (Locke, Rousseau, Voltaire, Ortega y Gasset), pero incluso un mismo filósofo tiene obras muy abstractas, como Aristóteles la Metafísica, además de otras por medio de las cuales el filósofo griego proponía a los ciudadanos griegos un sistema político justo para la ciudad estado, como lo hizo en su Política y en su Ética a Nicómaco. Pero esto no es lo importante, no sólo porque siempre habrá quien, en forma solvente, haga accesibles dichas obras, sino porque, de acuerdo con las mejores formas de la pedagogía, de lo que se trata no es de conocer los sistemas filosóficos sino de aprender a filosofar, es decir, a pensar y reflexionar desde una óptica filosófica. De nada sirve saber quién fue Kant, Hegel o Spinoza. Lo que interesa es saber si sus reflexiones pueden integrarse a un pensamiento propio para conocernos a nosotros mismos y la situación en que nos encontramos.
Además, aquellos que creen que la filosofía “no sirve para nada”, definitivamente no lo han pensado en forma suficiente. Mediante un ligero repaso por la filosofía se podría comprender que ha propuesto tesis sobre lo que debería ser la sociedad justa (desde Platón hasta Luis Villoro, pasando por Hegel, Marx y Rawls); ha propuesto utopías (de Tomás Moro a Fourier); ha conformado ramas para el estudio del conocimiento (la epistemología); ha profundizado sobre las formas del pensamiento correcto e incorrecto (falacias); ha estudiado sobre las diversas formas de la experiencia estética; ha propuesto soluciones para los conflictos sociales (Locke, J.S. Mill o Karl Marx) y ha planteado problemas profundos para buscar una respuesta al sentido de la existencia. La filosofía ha estado presente antes, durante y después de los cambios en el conocimiento y en la sociedad. Por lo tanto, el problema no radica ni en la dificultad ni en que no sea útil su estudio, y en cuanto a que existen muchos problemas en nuestra sociedad antes que el tema filosófico, es una cuestión mal planteada. Un ejemplo: uno de los problemas más graves de nuestro país es el de la violencia en todos los órdenes de la vida (violencia intrafamiliar; en la escuela; de género; del crimen organizado...). Se trata de una problemática que convoca a múltiples disciplinas, pero la filosofía (apoyada en la ciencia) ha estudiado el fenómeno y ha llegado a importantes conclusiones (véanse los coloquios titulados Alrededor de la violencia, organizado por Adolfo Sánchez Vázquez y publicados por el FCE, o el coloquio organizado por Jorge Martínez que dio origen a otro libro publicado por Siglo XXI). Estos conocimientos deberían ser enseñados a todas las personas –en las escuelas y fuera de ellas– para que se comprenda qué es la violencia, cuáles son sus formas de manifestación y cómo evitarla en lo posible.
He ahí el punto crucial: el Estado mexicano debería incluir en sus leyes y en sus programas de educación, formas de reflexión filosófica que permitan que las personas tomen conciencia de sí mismas y de su entorno para que actúen en forma responsable. Es por eso que desde la década de los setenta del siglo pasado, un filósofo denominado Mathew Lipman propuso un método para enseñar la filosofía a los niños, que ha sido desarrollado por autores como Oscar Brenifier, Michel Tozzi y otros. La filosofía para niños tiene el propósito de enseñarles a reflexionar en forma lógica, a actuar en grupo para investigar sobre los temas que les preocupan, que son los de la sociedad entera: la desigualdad, el racismo, la discriminación, el acoso, la muerte, el amor, la autoridad, etcétera. Se trata de formar niños con una mentalidad dialógica y fortalecida. Así como a los niños se les enseña inglés y computación, también se les puede enseñar a pensar por sí mismos y a expresar sus ideas y emociones. Desde Lipman hasta nuestros días se ha desarrollado una tendencia que busca practicar la filosofía en múltiples lugares, como son los cafés filosóficos, los hospitales, las cárceles y, en general, en la plaza pública. ¿Cuál es el objetivo? Coadyuvar a la conformación de un ciudadano consciente y democrático. La propuesta de que la filosofía sea considerada por los constituyentes de Ciudad de México tiene un sentido muy preciso y es absolutamente necesaria para buscar salidas a una sociedad sumida en el conflicto y la angustia de los ciudadanos, como la nuestra. Otro argumento: en nuestra sociedad no sólo hay contaminación producida por gases tóxicos, sino también se transmite mucha contaminación visual y auditiva en los medios masivos de comunicación. Es necesario que se escuchen otras voces procedentes de la razón científica y filosófica, pero no sólo por mor de su importancia en sí misma sino por la necesidad de que una sociedad pueda verse ante el espejo de la razón para reformar sus propias estructuras. Si esto no ocurre estaríamos frente a una sociedad autoritaria que sólo tendría la puerta abierta a la irracionalidad y la violencia •
*Profesor-investigador del Departamento de filosofía de la uam-DISPONIBLE EN http://semanal.jornada.com.mx/2016/08/26/la-filosofia-como-un-derecho-constitucional-por-que-y-para-que-2357.html
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