Urania A. Ungo / La Estrella de Panamá
MIRADA. La exclusión de las materias humanísticas no va a resolver los problemas de ninguna de las crisis de hoy.
MIRADA. La exclusión de las materias humanísticas no va a resolver los problemas de ninguna de las crisis de hoy.
Reflexionar sobre las ‘perspectivas’ de la Filosofía y su enseñanza hoy,
debe hacerse reconociendo algo que hace ya un tiempo acontece en muchos
sistemas educativos: la sistemática eliminación de disciplinas humanísticas
dentro de muchos pensum académicos tanto en el nivel medio como en el nivel
superior en diversas partes del globo, como afirma Martha Nussbaum: ‘Estamos en medio de una crisis de proporciones gigantescas y de enorme gravedad a nivel
mundial. No, no me refiero a la crisis económica global que comenzó a
principios del año 2008… Me refiero a una crisis que, con el tiempo, puede
llegar a ser mucho más perjudicial para el futuro de la democracia: la crisis
mundial en materia de educación... Se están produciendo cambios drásticos en
aquello que las sociedades democráticas enseñan a sus jóvenes… en breve
producirán generaciones enteras de máquinas utilitarias, en lugar de ciudadanos
cabales con la capacidad de pensar por sí mismos. ...En casi todas las naciones
del mundo se están erradicando las materias y las carreras relacionadas con las
artes y las humanidades…
En dicho proceso la Filosofía ocupa el primer lugar como asignatura
favorecida por la exclusión. Es necesario preguntarnos las razones de tales
decisiones, en qué contextos se toman, a qué criterios obedecen y a qué
horizonte de futuro se dirigen.
Los sistemas educativos son los instrumentos fundamentales con los
cuales una sociedad establece la ciudadanía a producir, a partir de su
población y en consecuencia con lo que se establece como principios fundantes
de la Educación en diversos consensos nacionales e internacionales. Así, la ONU
en su Declaración de 1948 establece la obligatoriedad de la instrucción
elemental y el igual acceso a los estudios superiores. La educación
tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el
fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades
fundamentales; favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre
todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos...’”
Pero, como bien afirma Nussbaum se trata ahora de una visión educativa
muy tecnológica, instrumental y mercantilizada, con muy poca relación con el
segundo parágrafo citado. Un fenómeno generalizado en un momento crucial para
la vida humana y que se produce en un contexto de crisis general y
multidimensional. ¿Cuáles son los criterios que subyacen a dichas decisiones?
La Educación hoy como proceso general, desde sus niveles más elementales
hasta los más avanzados, debe ser concebida como ‘Bien Público’ y como un
Derecho Humano fundamental’ y no como un mero servicio. Es decir, que acorde
con el nivel de desarrollo tecno científico y cultural, acorde con el nivel de
civilización global tanto material como simbólicamente alcanzada, la Educación
debe ser concebida como un asunto de primera necesidad. Vinculado con ello debe asumirse que en el marco actual de desigualdades, exclusiones y problemas
sociales crecientes en extensión e intensidad, la Educación no puede tampoco
ser conceptualizada como un mero asunto de formación técnica e instrumental.
Siguiendo a Nussbaum ella debe encaminarse también a la formación y
enriquecimiento de …la imaginación, la creatividad y la rigurosidad en el
pensamiento crítico’. No un mero ajuste tecnocrático, una visión utilitaria,
instrumental de la sociedad y la ciudadanía.
A contramano de lo anterior, las políticas estatales en el sistema
educativo se ejecutan con un espíritu que muchas veces contraviene lo acordado.
Un ejemplo es la Declaración, firmada por la Ministra de Educación de Panamá,
en el marco de la XX Cumbre Iberoamericana,’, el 13 de septiembre de 2010 en
Buenos Aires, en la que se sostiene lo siguiente: ‘4. Reconocer el derecho a
recibir una educación en valores que contemple la solidaridad, la paz, el
ejercicio de la sexualidad responsable, el respeto a los derechos humanos y la
formación democrática para que cada niño, niña y joven despliegue su potencial
intelectual, emocional y social.’
Pese a ello, es visible que impera en el Ministerio de Educación una
concepción del mundo, evidente en su proceso de transformación curricular’
según la cual la Filosofía no es importante ni pertinente y por ende es
progresivamente eliminada. ¿Qué debería lograr el proceso educativo?
Hace ya varios años se incorporó una asignatura llamada ‘valores y
religión’ y en algunos se le añade ‘relaciones humanas’. Loable decisión y para
decirlo en breve, claramente insuficiente cuando no estéril y francamente
banal. Pues no es suficiente enseñar teóricamente algunos diluidos conceptos
sobre libertad, solidaridad y o justicia. Ello debe hacerse ‘carne’, vivirse… y
reflexionarse críticamente. ¿Cómo se aprende ello en un ambiente hipersaturado
de normas insignificantes sobre el corte de cabello o el largo de la falda en
tanto la real transmisión de valores opera de otro modo no meramente
enunciativo?…vale decir la ‘doble moral’ se aprende de facto…nadie, ninguna
persona ha oído jamás a alguien hacerle publicidad, pero todas y todos hemos
visto como opera e instrumentalmente atraviesa todas nuestras relaciones y vida
social.
Filosofía no va a dejar de hacerse, porque en una universidad de Nuestra
América se cierre un departamento, se clausuren carreras o se elimine de los
programas de la educación media. Ha habido siempre personas que la cultivan sin
que sea su modo de ganarse la vida. Al parecer todo ello no es realmente un
problema. Éste se ubica en el otro ángulo de la cuestión, enunciado cómo una
simple pregunta: ¿de qué se priva a las personas, sobre todo a las más jóvenes
cuando se prescinde de la Filosofía?
La Filosofía logra o debería lograr fundar en los y las estudiantes una
visión integral, universal, reflexiva, consciente de su ser y estar en el
mundo, poniendo a su servicio y formación lo mejor del pensamiento mundial.
Debe contribuir a gestar una mente crítica, informada y formada, capaz de
construir criterios propios y pensamiento ordenado. La sabiduría filosófica es
un patrimonio humano que induce la empatía y la comprensión de la injusticia, la
apreciación ética y estética, la valoración de la libertad y la autonomía,
tanto como al autoconocimiento. ¿No se propone esto el proceso educativo?
Se priva a las jóvenes generaciones de aspirar a lograr lo que las
disciplinas humanísticas y particularmente la Filosofía deben alcanzar, aquello
que tan bien enunciara Bertrand Russell ‘… hacernos ciudadanos del Universo’.
Aquello que Nussbaum denomina ‘máquinas utilitarias’, son lo menos parecido a
la ciudadanía necesaria para la vida en las actuales condiciones del mundo.
Empobrecer la Educación suprimiendo las disciplinas humanísticas y la Filosofía no va a resolver ninguna de las múltiples crisis hoy existentes. Mirado esto desde las actuales condiciones del mundo, las mayúsculas contradicciones contiguas a
espectaculares paradojas sociales, tecnocientíficas, éticas y políticas se hace
evidente que una mera instrucción tecnocrática e instrumental es claramente
insuficiente para construir tanto la matriz conceptual como la voluntad
necesaria para la ciudadanía de ésta época.
Para formar la ciudadanía que logre conjurar las múltiples crisis que hoy vivimos hace falta que la población sea más que un grupo de gente técnicamente instruida.
La ciudadanía debe poseer una mente teóricamente formada para comprender que habitamos ya una época distinta, que el mundo experimenta desafíos nunca antes vistos, comprender el desafío planetario de vivir juntos y tener una visión
amplia pero rigurosa, vocación democrática y sentido pluralista de la
convivencia humana, ser solidaria con la gente marginada y excluida y una
adecuada comprensión y empatía por la diversidad étnica, genérica, sexual,
cultural, y etaria. Y con la conciencia de que los principios democráticos son
no solo normas externas sino instrumentos conceptuales para ‘mirar’ el mundo y
a sí mismos.
A menos que el proyecto sea la tecnocracia, una visión utilitaria, instrumental de la
sociedad y la ciudadanía, no hay justificación posible para las citadas
decisiones. Una ciudadanía sin formación humanista, sin los instrumentos para
emprender la asunción crítica de valores y principios, solo centrada en lo
tecno instrumental a la vez que sumergida en la acriticidad dogmática ¿podrá ver esto y leer el mundo de este modo?
Desde éste ángulo es evidente que no, como también que al no poder
deshacerse de toda la educación pública el neoliberalismo optó por erradicar
sus dimensiones más molestas y menos rentables, la Filosofía y todo pensamiento
crítico que no tenga como sentido final fortalecer el lucro.
debe hacerse reconociendo algo que hace ya un tiempo acontece en muchos
sistemas educativos: la sistemática eliminación de disciplinas humanísticas
dentro de muchos pensum académicos tanto en el nivel medio como en el nivel
superior en diversas partes del globo, como afirma Martha Nussbaum: ‘Estamos en medio de una crisis de proporciones gigantescas y de enorme gravedad a nivel
mundial. No, no me refiero a la crisis económica global que comenzó a
principios del año 2008… Me refiero a una crisis que, con el tiempo, puede
llegar a ser mucho más perjudicial para el futuro de la democracia: la crisis
mundial en materia de educación... Se están produciendo cambios drásticos en
aquello que las sociedades democráticas enseñan a sus jóvenes… en breve
producirán generaciones enteras de máquinas utilitarias, en lugar de ciudadanos
cabales con la capacidad de pensar por sí mismos. ...En casi todas las naciones
del mundo se están erradicando las materias y las carreras relacionadas con las
artes y las humanidades…
En dicho proceso la Filosofía ocupa el primer lugar como asignatura
favorecida por la exclusión. Es necesario preguntarnos las razones de tales
decisiones, en qué contextos se toman, a qué criterios obedecen y a qué
horizonte de futuro se dirigen.
Los sistemas educativos son los instrumentos fundamentales con los
cuales una sociedad establece la ciudadanía a producir, a partir de su
población y en consecuencia con lo que se establece como principios fundantes
de la Educación en diversos consensos nacionales e internacionales. Así, la ONU
en su Declaración de 1948 establece la obligatoriedad de la instrucción
elemental y el igual acceso a los estudios superiores. La educación
tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el
fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades
fundamentales; favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre
todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos...’”
Pero, como bien afirma Nussbaum se trata ahora de una visión educativa
muy tecnológica, instrumental y mercantilizada, con muy poca relación con el
segundo parágrafo citado. Un fenómeno generalizado en un momento crucial para
la vida humana y que se produce en un contexto de crisis general y
multidimensional. ¿Cuáles son los criterios que subyacen a dichas decisiones?
La Educación hoy como proceso general, desde sus niveles más elementales
hasta los más avanzados, debe ser concebida como ‘Bien Público’ y como un
Derecho Humano fundamental’ y no como un mero servicio. Es decir, que acorde
con el nivel de desarrollo tecno científico y cultural, acorde con el nivel de
civilización global tanto material como simbólicamente alcanzada, la Educación
debe ser concebida como un asunto de primera necesidad. Vinculado con ello debe asumirse que en el marco actual de desigualdades, exclusiones y problemas
sociales crecientes en extensión e intensidad, la Educación no puede tampoco
ser conceptualizada como un mero asunto de formación técnica e instrumental.
Siguiendo a Nussbaum ella debe encaminarse también a la formación y
enriquecimiento de …la imaginación, la creatividad y la rigurosidad en el
pensamiento crítico’. No un mero ajuste tecnocrático, una visión utilitaria,
instrumental de la sociedad y la ciudadanía.
A contramano de lo anterior, las políticas estatales en el sistema
educativo se ejecutan con un espíritu que muchas veces contraviene lo acordado.
Un ejemplo es la Declaración, firmada por la Ministra de Educación de Panamá,
en el marco de la XX Cumbre Iberoamericana,’, el 13 de septiembre de 2010 en
Buenos Aires, en la que se sostiene lo siguiente: ‘4. Reconocer el derecho a
recibir una educación en valores que contemple la solidaridad, la paz, el
ejercicio de la sexualidad responsable, el respeto a los derechos humanos y la
formación democrática para que cada niño, niña y joven despliegue su potencial
intelectual, emocional y social.’
Pese a ello, es visible que impera en el Ministerio de Educación una
concepción del mundo, evidente en su proceso de transformación curricular’
según la cual la Filosofía no es importante ni pertinente y por ende es
progresivamente eliminada. ¿Qué debería lograr el proceso educativo?
Hace ya varios años se incorporó una asignatura llamada ‘valores y
religión’ y en algunos se le añade ‘relaciones humanas’. Loable decisión y para
decirlo en breve, claramente insuficiente cuando no estéril y francamente
banal. Pues no es suficiente enseñar teóricamente algunos diluidos conceptos
sobre libertad, solidaridad y o justicia. Ello debe hacerse ‘carne’, vivirse… y
reflexionarse críticamente. ¿Cómo se aprende ello en un ambiente hipersaturado
de normas insignificantes sobre el corte de cabello o el largo de la falda en
tanto la real transmisión de valores opera de otro modo no meramente
enunciativo?…vale decir la ‘doble moral’ se aprende de facto…nadie, ninguna
persona ha oído jamás a alguien hacerle publicidad, pero todas y todos hemos
visto como opera e instrumentalmente atraviesa todas nuestras relaciones y vida
social.
Filosofía no va a dejar de hacerse, porque en una universidad de Nuestra
América se cierre un departamento, se clausuren carreras o se elimine de los
programas de la educación media. Ha habido siempre personas que la cultivan sin
que sea su modo de ganarse la vida. Al parecer todo ello no es realmente un
problema. Éste se ubica en el otro ángulo de la cuestión, enunciado cómo una
simple pregunta: ¿de qué se priva a las personas, sobre todo a las más jóvenes
cuando se prescinde de la Filosofía?
La Filosofía logra o debería lograr fundar en los y las estudiantes una
visión integral, universal, reflexiva, consciente de su ser y estar en el
mundo, poniendo a su servicio y formación lo mejor del pensamiento mundial.
Debe contribuir a gestar una mente crítica, informada y formada, capaz de
construir criterios propios y pensamiento ordenado. La sabiduría filosófica es
un patrimonio humano que induce la empatía y la comprensión de la injusticia, la
apreciación ética y estética, la valoración de la libertad y la autonomía,
tanto como al autoconocimiento. ¿No se propone esto el proceso educativo?
Se priva a las jóvenes generaciones de aspirar a lograr lo que las
disciplinas humanísticas y particularmente la Filosofía deben alcanzar, aquello
que tan bien enunciara Bertrand Russell ‘… hacernos ciudadanos del Universo’.
Aquello que Nussbaum denomina ‘máquinas utilitarias’, son lo menos parecido a
la ciudadanía necesaria para la vida en las actuales condiciones del mundo.
Empobrecer la Educación suprimiendo las disciplinas humanísticas y la Filosofía no va a resolver ninguna de las múltiples crisis hoy existentes. Mirado esto desde las actuales condiciones del mundo, las mayúsculas contradicciones contiguas a
espectaculares paradojas sociales, tecnocientíficas, éticas y políticas se hace
evidente que una mera instrucción tecnocrática e instrumental es claramente
insuficiente para construir tanto la matriz conceptual como la voluntad
necesaria para la ciudadanía de ésta época.
Para formar la ciudadanía que logre conjurar las múltiples crisis que hoy vivimos hace falta que la población sea más que un grupo de gente técnicamente instruida.
La ciudadanía debe poseer una mente teóricamente formada para comprender que habitamos ya una época distinta, que el mundo experimenta desafíos nunca antes vistos, comprender el desafío planetario de vivir juntos y tener una visión
amplia pero rigurosa, vocación democrática y sentido pluralista de la
convivencia humana, ser solidaria con la gente marginada y excluida y una
adecuada comprensión y empatía por la diversidad étnica, genérica, sexual,
cultural, y etaria. Y con la conciencia de que los principios democráticos son
no solo normas externas sino instrumentos conceptuales para ‘mirar’ el mundo y
a sí mismos.
A menos que el proyecto sea la tecnocracia, una visión utilitaria, instrumental de la
sociedad y la ciudadanía, no hay justificación posible para las citadas
decisiones. Una ciudadanía sin formación humanista, sin los instrumentos para
emprender la asunción crítica de valores y principios, solo centrada en lo
tecno instrumental a la vez que sumergida en la acriticidad dogmática ¿podrá ver esto y leer el mundo de este modo?
Desde éste ángulo es evidente que no, como también que al no poder
deshacerse de toda la educación pública el neoliberalismo optó por erradicar
sus dimensiones más molestas y menos rentables, la Filosofía y todo pensamiento
crítico que no tenga como sentido final fortalecer el lucro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario